La luz rodea el
verano en el recuerdo,
aquí la sombra
deambula con los niños;
entre turberas y
fiordos, los glaciares
hacen que el hielo
se vuelva un enemigo.
En esta isla, la
sangre se congela,
la piel se raja,
la voz se hace chillido;
y hasta las
bestias, las plantas, los caminos
creen que la nieve
es ajena al paraíso.
Y es que no hay
cardos, sudor, no hay regocijo
de tambos, de
granjas ni de silos;
y si hay un sol,
un día, una tarde,
se esconde junto
al hierro sin aviso.
Jugar es cosa de
adentro, no de plaza,
y a nadie se le
antoja el infinito,
que está en el
mar, en el nombre, en la bahía,
en todo el viento,
y también, en todo el frío.
En un domingo de
bosque y costa espesa,
l a l i b e r t a d una rama de lenga
quiebra
con la ilusión de
salir y no encontrarse
con el blanco, el
gris y la tristeza.
La isla para el
niño es una cárcel
con gaviotas,
nutrias y orcas muertas,
un exilio, un
castigo, una venganza,
que
en el sur de estos pies dejó su huella.
Hermoso!!
ResponderBorrarMuchas gracias!
BorrarSimplemente bellísima.
ResponderBorrarGracias, Perla!
Borrarconociendo tu infancia me llegan mucho tus palabras, me mata cuando decis,"... jugar es cosa de adentro, no de plazas..." no es azaroso el termino "plaza" podría haber sido "parque" u otro lugar pero, plaza tiene mucho de nuestras aventuras infantiles, la plaza fue y es todo un símbolo de aquellos días, no solo de niñas sino de adolescentes con mates a la noche!! que lindo!!! besos nena!!! lau martino
ResponderBorrarHermoso Aix! soy sofi Donadío. En breve mi blog, pero con imagenes
ResponderBorrarGustó mucho.
ResponderBorrarLa isla para el niño es una cárcel
con gaviotas, nutrias y orcas muertas
Estos poemas me conducen a otros, de otra amiga poeta, zapalina. Pienso en los paisajes, los siento, siento la hostilidad del tiempo y la, a su vez, el olor a hogar que tiene ese lugar inhóspito (o no tanto).
ResponderBorrarOtros que marchan al aula. Ya voy a pensar cómo.
Bellos, bellos tus textos amiga