sábado, 1 de junio de 2013

Del nombre al hombre I

Pirro es aqueo. Su verdadero nombre es Neoptólemo, joven guerrero, pero la mitología se obstina en llamarlo Pirro, haciendo de esta bella cualidad de mujer griega, un epíteto masculino: Pirro-Neoptólemo, Neoptólemo-Pirro, el que se arrebola con facilidad.
Algo se cuenta de sus hazañas en la Ilión que vio consumirse bajo las llamas, de las armas de Heracles que esgrimió en su embajada y de las vidas que precipitó al Escamandro: Eurípilo, Élaso, Astínoo y el pequeño Astianacte. Menos se dice, por supuesto, de la danza que, fiel a su nombre y para orgullo de su progenitor, inventó en pleno júbilo bélico: la danza de guerra o danza pírrica, en fin, la danza del rubio… ¡Qué pirro este Pirro!

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