Detrás del
vidrio se entroniza el gris,
en una
superposición de formas de cemento,
de humedad
que chorrea y se hincha,
de grietas
que enmudecen y agudizan.
El verde más
verde se mueve y se moja,
siente el
frío temblor de las hojas
y narra
entre las
ramas
impulsos de
manos, pechos blandos y encrucijadas.
En volátil sedición,
destiñéndose
las nubes se
evaporan desiguales,
ultrajadas,
proteicas, desmembradas
—más
profundas son las líneas
cuando están
desdibujadas—
y suman
manchas más grises,
más lilas,
más blancas
para
enterrarse en el cielo.
La calma sin
combate se adueñó del tiempo,
presumo un suicidio de pájaros y ecos.
Muy lindo!
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